Encuentran representación de “microcosmos” en México

Ciudad de México, 15 Enero.- Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), encontraron a un costado del volcán Iztaccíhuatl, un santuario de piedra natural, en el que por un efecto óptico, se reproduce una “réplica” del Universo.

De acuerdo con el INAH, fueron hallados numerosos fragmentos de cerámica, materiales líticos, lapidarios y restos orgánicos en el estanque de Nahualac cuya peculiaridad es estar a 3,870 metros sobre el nivel del mar.

Dentro de esta área, que es investigada por el Proyecto Arqueológico Nahualac, a cargo del INAH y la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS), se localizó un templo rectangular de piedras apiladas sin ningún tipo de cementante conocido como tetzacualco (de 11.5 x 9.8 metros).

Los investigadores explican que “algunos mitos mesoamericanos sobre la creación del mundo señalan que Cipactli (el monstruo de la tierra) flotaba sobre las aguas primigenias y a partir de su cuerpo se creó el cielo y la tierra.

En este sentido, Nahualac, un sitio ubicado en las faldas del volcán Iztaccíhuatl, podría emular dicha concepción, ya que la existencia de un tetzacualco (adoratorio) en medio de un estanque natural y el efecto óptico que se produce en el espejo de agua, del que pareciera que la estructura emana, hace sugerir que el lugar es la representación de un tiempo y espacio primigenio, un modelo miniatura del universo”.

Iris Hernández, investigador a cargo de este proyecto, propone que existió un control ritual del agua proveniente de manantiales cercanos a este lugar, para irrigar el estanque con el objetivo de provocar un efecto visual en el que pareciera que la estructura y los montículos de piedra flotaran sobre el espejo de agua, que a su vez refleja el paisaje circundante.

“Esos efectos visuales, además de las características de los elementos que conforman el sitio y la relación que guardan entre ellos, hacen suponer que Nahualac pudo representar un microcosmos que evoca a las aguas primigenias y el inicio del tiempo-espacio mítico”.

Concluyó que el entorno natural que rodea el estanque también guarda un estrecho vínculo con los significados rituales del espejo y el quincunce mesoamericano, es decir, la representación de los cuatro rumbos del universo,  cuyo centro manifiesta el punto de encuentro entre los planos cósmicos.

 

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